El maestro
Hoy en la madrugada, otro de mis sueños capturó el aura de otro ser más y lo puso frente a frente con la mía. Era una escuela de expresión artística y recreativa, varios jóvenes se reunían en un solo lugar, como si tratase de una reunión con personas con talentos distintos. De entre todos ellos, uno no pertenecía a ese plano astral, sino fue robado del suyo.
La ciudad donde se encontraba el edificio casi en ruinas, estaba al borde de la extinción humana, donde la mediocridad y las desdichas humanas estaban acabando con los humanos. Ese edificio, era un templo. Habian personas aleatorias con mentes de todo tipo. Entre todos ellos, estaba un conocido mío del mundo real. Esa persona, hace tiempo estaba pasando por situaciones complicadas. El contexto que compartiamos él y yo, no estaba muy alejado a la justificación de nuestro estatus emocional y sentimental.
Un día antes, de tener esta orinorauta, había tenido la oportunidad de platicar con él. Le conté algo que me pasó hace días atrás con una persona a quien había decidido dejar y evitar cualquier contacto. Juro, que por un momento llegué a sentirme acosado, y cuando esta persona se postró frente a mí después de varias semanas, sentí miedo. Sentí como si la sangre que irrigaba mi cuerpo, subía y bajaba dando una sensación de escalofríos. Y no miedo por él, sino miedo por el sentimiento que pudiera reavivar, y todas esas emociones.
Cuando uno intenta crecer, crece de verdad sin sentirse atracado y en un bucle temporal.
Después de comenzar esa lucha conmigo mismo, con mi mente, cada vez que una persona demostraba un poco compasión y atención hacia mí, corría el riesgo de resultar herido. Cada persona que demuestra acto de bondad, reaparece en mi sueño jugando un papel completamente distinto. Su personalidad y su carácter quedan intactos dentro de él.
Este chico, a quien le conté mi tragedia, era un maestro de artes marciales. Tuvimos un momento crucial durante una pelea de prueba que tuvimos dentro de mi sueño. Un movimiento en falso, y ya me encontraba al borde de un precipicio amenzándome con perder todo. Él me dijo, “si tú tienes la capacidad de decidir, sabrás bien que puedes aceptar mi mano desde donde estás y salvarte. O simplemente, acepta y déjate caer muriendo en el vacío”. No recuerdo haber respondido a eso, solo sé que mi aceptación emergió desde el interior de mi alma, y en un abrir y cerrar de ojos, estaba con el maestro en el patio central. Me abrazó y me reconfortó. Me hizo sentir en paz.
Estoy despierto justo ahora, y no podría dejar que mi ser (humanlien), caiga.
Siento mucho haberlos decepcionado, y siento mucho haberlo hecho a mí también.
Pienso en querer acelerar el tiempo, pero ahora que lo pienso, ya no quiero escapar de la realidad. Solo quiero aprovechar, y que las personas que estén a mi lado, me nutran sintiendo que mi tiempo y mi vida vale mucho.
La ciudad donde se encontraba el edificio casi en ruinas, estaba al borde de la extinción humana, donde la mediocridad y las desdichas humanas estaban acabando con los humanos. Ese edificio, era un templo. Habian personas aleatorias con mentes de todo tipo. Entre todos ellos, estaba un conocido mío del mundo real. Esa persona, hace tiempo estaba pasando por situaciones complicadas. El contexto que compartiamos él y yo, no estaba muy alejado a la justificación de nuestro estatus emocional y sentimental.
Un día antes, de tener esta orinorauta, había tenido la oportunidad de platicar con él. Le conté algo que me pasó hace días atrás con una persona a quien había decidido dejar y evitar cualquier contacto. Juro, que por un momento llegué a sentirme acosado, y cuando esta persona se postró frente a mí después de varias semanas, sentí miedo. Sentí como si la sangre que irrigaba mi cuerpo, subía y bajaba dando una sensación de escalofríos. Y no miedo por él, sino miedo por el sentimiento que pudiera reavivar, y todas esas emociones.
Cuando uno intenta crecer, crece de verdad sin sentirse atracado y en un bucle temporal.
Después de comenzar esa lucha conmigo mismo, con mi mente, cada vez que una persona demostraba un poco compasión y atención hacia mí, corría el riesgo de resultar herido. Cada persona que demuestra acto de bondad, reaparece en mi sueño jugando un papel completamente distinto. Su personalidad y su carácter quedan intactos dentro de él.
Este chico, a quien le conté mi tragedia, era un maestro de artes marciales. Tuvimos un momento crucial durante una pelea de prueba que tuvimos dentro de mi sueño. Un movimiento en falso, y ya me encontraba al borde de un precipicio amenzándome con perder todo. Él me dijo, “si tú tienes la capacidad de decidir, sabrás bien que puedes aceptar mi mano desde donde estás y salvarte. O simplemente, acepta y déjate caer muriendo en el vacío”. No recuerdo haber respondido a eso, solo sé que mi aceptación emergió desde el interior de mi alma, y en un abrir y cerrar de ojos, estaba con el maestro en el patio central. Me abrazó y me reconfortó. Me hizo sentir en paz.
Estoy despierto justo ahora, y no podría dejar que mi ser (humanlien), caiga.
Siento mucho haberlos decepcionado, y siento mucho haberlo hecho a mí también.
Pienso en querer acelerar el tiempo, pero ahora que lo pienso, ya no quiero escapar de la realidad. Solo quiero aprovechar, y que las personas que estén a mi lado, me nutran sintiendo que mi tiempo y mi vida vale mucho.
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